esta es la historia de nachito, un niño d 5 años con miedo a la oscuridad
conciensia- pobre nachito u.u (se come un nacho) con queso ^w^
¬¬U
Se cuenta de un niño llamado Ignacio (Nachito), desde los inicios de su vida tuvo un miedo extremo hacia la oscuridad; era tal ese miedo que si no había luz en el lugar donde dormía, lloraba y gritaba. Así fue hasta la edad de cinco años cuando falleció, dado a que su niñera olvidó encender las cuatro luces (que se encontraban en las esquinas de su habitación).
Fue sepultado en el panteón de Belén; sin embargo las dificultades siguieron, ya que el velador cada mañana veía el féretro del niño fuera de su tumba, por lo que debía ser introducido de nuevo a su lugar cada mañana. También se cuenta que se veía su fantasma en la puerta del camposanto tratando de llegar a la luz de la calle.
Ante esto, sus padres decidieron modificar la tumba, haciendo un féretro de piedra que estuviera en el exterior con cuatro antorchas alrededor de él, allí fue puesto el cuerpo del niño y desde ese momento todo ha regresado a la normalidad. Hoy en día se le pueden dejar ofrendas como dulces o juguetes, tal vez para que el niño siga descansando con tranquilidad y pueda jugar cuando su espíritu salga de noche.
sábado, 29 de mayo de 2010
jueves, 27 de mayo de 2010
cementerios
El cementerio Resurrección es famoso mundialmente por el fantasma de Resurrection Mary. Su espíritu dicen ronda en el cementerio y la avenida Archer donde murió atropellada desde 19:30.
En las rejas de la puerta principal muchas veces se le ha visto caminar hacia ellas, o atravesarlas, después de que son cerradas en la noche. La historia más conocida de Resurrection Mary es la de enero de 1979, cuando un taxista perdido pasaba por un salón de fiestas en el 8,900 de la ave Archer y vio a la joven sola a las 1:30 de la mañana. El taxista se ofreció llevarla a su casa sin cobrarle, a cambio que ella le diera direcciones a dónde ir.
La joven se subió al asiento trasero y le dijo que tomara la Ave. Archer. Después de varios minutos dijo este es el lugar, desapareciendo justo cuando pasaban por el cementerio Resurrection.
Jarry Palus la conoció y bailó con ella en 1936, pero cuando la llevaba a su casa ella le pidió se detuviera enfrente del cementerio, de acuerdo al documental Fantasmas de Chicago. “No me dejó acompañarla, me dijo que la observara, cruzó la carretera y cuando se acerco a la puerta desapareció”, dice Palus. En 1976, la policía de Justice Illinois descubrió que dos barrotes de la puerta estaban doblados. Se dice que alguien trató de abrirlos, dañando la pintura y marcando sus manos en ellos como si fueran de plastilina. Un humano dicen no podía haberlo hecho, ¿sería el fantasma de Resurrection Mary? Esto es lo que muchos creen.
Otro cementerio con historias de fantasmas es el Mount Carmel, en el suburbio de Hillside, Illinois. A unos cuantos pasos de la entrada del cementerio por la calle Harrison está la estatua de Julia Buccóla Peta, conocida como la novia italiana.
Julia Peta murió en 1921 en Schaumburg, aparentemente por complicaciones al dar a luz, ella y su recién-nacido fueron sepultados juntos. Poco después de su entierro, su madre empezó a tener sueños extraños, donde su hija le suplicaba fuera exhumado su cadáver. Los sueños continuaron y después de 6 años en 1927, el permiso fue otorgado. Al abrir el ataúd, el cadáver de Julia Buccóla Peta estaba intacto, como si la acabaran de enterrar. Más extraño aún fue encontrar sólo huesos y polvo del cuerpo del infante. Lucía Buccóla Peta lucía de la misma manera que se casó cuando la desenterraron seis años después de su muerte. Hay reportajes de que se han visto apariciones muy seguido de una mujer vestida de novia cerca de su lápida.
martes, 25 de mayo de 2010
la mecedora
yaaaaa viiivooooooo XDD e vuelto como ya no tengo mucho q hacer pues me aburro facilmente y e decidido escribir de nuevo
conciencia- por fin¡¡ creí q moriría d aburrimiento _ . _
no seas exagerado ¬¬
no lo soy, es la verdad u.u
bueno ya, q no e venido a discutir contigo
conciencia- en forma dramática) nunca me hablas ese es el problema de nuestra relación, yo quiero hablar contigo y me callas eso es maltrato psicológico ¿sabias? así es publico soy víctima d maltrato psicológico T.T
podemos seguir así TODO el día si quieres, pero no hemos venido a eso ¿recuerdas?
conciencia- aun de forma dramática) si claro lo único q t importa es tu blog, es en lo único en lo q piensas
mejor empiezo la historia por q si seguimos así nunca acabaremos...
Dicen que los objetos antiguos siempre tienen una historia detrás, sin poder ocultar lo que pasó anteriormente. La historia que os voy a contar es la de un joven
Una mañana, en el pueblo donde residía había una gran subasta, debido a la demolición de una vieja casa abandonada y todos los objetos de valor que en ella se encontraba los iban a venderse.
El joven al enterarse fue rápido a ver si veía algo que llamase su interés. Pensaba que sería una buena idea encontrar algo que le sirviera para el salón y pudiera a su vez no ser un simple adorno
Al llegar a la subasta, veía libros viejos, una lámpara de araña, algunos armarios y un baúl, pero nada que llamase su atención. La puja comenzó, hasta que de pronto vio, que se subastaba una mecedora; que por muy simple que se viese, era perfecta para el rincón del salón. Así que después de estar luchando por ese asiento, consiguió comprarlo.
Cuando llegó a su casa, abrió la caja que la contenía y la colocó en el lugar que había dispuesto para ella. Cómoda, confortable y barata, era perfecto para sus horas tanto de lectura como de sueño.
Los días pasaban sintiéndose más orgulloso de la buena compra que había hecho, sin arrepentirse de nada, pues comía y se echaba su pequeña siesta o a veces se ponía delante de algún libro a leer, balanceándose horas y horas.
Una noche de tormenta oyó el crujir de la madera, pero pensó que aquel estruendo lo generaban los árboles de la calle, se fue a dormir, porque por la mañana tendría que madrugar para ir a trabajar.
Al día siguiente hacia su vida como siempre, hasta que llegaba la noche y volvía a oír ese extraño sonido, no produciéndola ni la tormenta, ni el viento; sonando en el interior de la casa. Bajó a ver lo que pasaba, pero todo estaba en calma; lo más seguro que fuese que estaba soñando pues eran las tres y media de la mañana.
El tiempo pasaba, haciéndose cada vez más repetitivo cuando daban las tres, pero siempre bajaba, lo revisaba todo, miraba cada rincón, pero no hallaba nada.
Una noche no podía conciliar el sueño y se puso a leer a altas horas. Dieron las tres de la mañana y allí seguía con su lectura, pasando páginas y más páginas, hasta que se levantó a por un vaso de agua.
Mientras se encontraba en la cocina oyó ese maldito ruido que lo tenía nervioso, pues no sabía de donde provenía, observando que delante de sus ojos se movía la mecedora incesantemente. Pero allí no corría el viento por ninguna parte y lo que fue más curioso que al ponerse delante del asiento, se paró en seco. El muchacho no podía creer lo que veía, pensaba que había leído demasiado y era todo producto de su imaginación.
Al día siguiente se acerco a los que le vendieron la mecedora, para buscar respuestas a lo que le ocurrió, pero nadie le pudo contestar. Marchándose para su casa, sintiendo que lo sucedido la noche anterior fue desvaríos debido al cansancio
Dando el reloj las tres de la mañana, se escuchó de nuevo ese infernal ruido. El chico no salía de su asombro, pero todo esto debía de acabar, no podía continuar así, se tenía que deshacer urgentemente de ese condenado mobiliario
Bajando cada peldaño de la escalera hasta llegar al final, se topó delante de la mecedora, que se movía cada vez más ligera. Sin pensarlo actuó rápidamente dirigiéndose hacia ella, pero de repente cuando la fue a cogerla, un escalofrío atravesó su cuerpo, al sentir que una mano se posó en su hombro.
A la mañana siguiente un compañero suyo de trabajo, se extrañó de que no fuera como cada día, pues siempre era muy puntual y si estaba enfermo, siempre llamaba para avisar.
Acercándose a la casa donde vivía el joven, nadie respondía a las llamadas del timbre hasta que se fijó que la puerta estaba entreabierta; adentrándose en el lugar, no podía ni imaginar lo que allí veían sus ojos. Pasó la entrada encontrándose con la figura de su compañero muerto, sentado en la mecedora, con los ojos fuera de sus órbitas, mientras que sujetaba su libro
Los días pasaron desde aquel nefasto suceso, algunos pensaban que murió de forma natural, otros que se suicidó con algún veneno, pero sois los únicos que podéis juzgar por vosotros mismos; yo, a decir verdad, os dejo que saquéis conclusiones de todo esto, mientras que saco a subasta UNA VIEJA MECEDORA…
conciencia- por fin¡¡ creí q moriría d aburrimiento _ . _
no seas exagerado ¬¬
no lo soy, es la verdad u.u
bueno ya, q no e venido a discutir contigo
conciencia- en forma dramática) nunca me hablas ese es el problema de nuestra relación, yo quiero hablar contigo y me callas eso es maltrato psicológico ¿sabias? así es publico soy víctima d maltrato psicológico T.T
podemos seguir así TODO el día si quieres, pero no hemos venido a eso ¿recuerdas?
conciencia- aun de forma dramática) si claro lo único q t importa es tu blog, es en lo único en lo q piensas
mejor empiezo la historia por q si seguimos así nunca acabaremos...
Dicen que los objetos antiguos siempre tienen una historia detrás, sin poder ocultar lo que pasó anteriormente. La historia que os voy a contar es la de un joven
Una mañana, en el pueblo donde residía había una gran subasta, debido a la demolición de una vieja casa abandonada y todos los objetos de valor que en ella se encontraba los iban a venderse.
El joven al enterarse fue rápido a ver si veía algo que llamase su interés. Pensaba que sería una buena idea encontrar algo que le sirviera para el salón y pudiera a su vez no ser un simple adorno
Al llegar a la subasta, veía libros viejos, una lámpara de araña, algunos armarios y un baúl, pero nada que llamase su atención. La puja comenzó, hasta que de pronto vio, que se subastaba una mecedora; que por muy simple que se viese, era perfecta para el rincón del salón. Así que después de estar luchando por ese asiento, consiguió comprarlo.
Cuando llegó a su casa, abrió la caja que la contenía y la colocó en el lugar que había dispuesto para ella. Cómoda, confortable y barata, era perfecto para sus horas tanto de lectura como de sueño.
Los días pasaban sintiéndose más orgulloso de la buena compra que había hecho, sin arrepentirse de nada, pues comía y se echaba su pequeña siesta o a veces se ponía delante de algún libro a leer, balanceándose horas y horas.
Una noche de tormenta oyó el crujir de la madera, pero pensó que aquel estruendo lo generaban los árboles de la calle, se fue a dormir, porque por la mañana tendría que madrugar para ir a trabajar.
Al día siguiente hacia su vida como siempre, hasta que llegaba la noche y volvía a oír ese extraño sonido, no produciéndola ni la tormenta, ni el viento; sonando en el interior de la casa. Bajó a ver lo que pasaba, pero todo estaba en calma; lo más seguro que fuese que estaba soñando pues eran las tres y media de la mañana.
El tiempo pasaba, haciéndose cada vez más repetitivo cuando daban las tres, pero siempre bajaba, lo revisaba todo, miraba cada rincón, pero no hallaba nada.
Una noche no podía conciliar el sueño y se puso a leer a altas horas. Dieron las tres de la mañana y allí seguía con su lectura, pasando páginas y más páginas, hasta que se levantó a por un vaso de agua.
Mientras se encontraba en la cocina oyó ese maldito ruido que lo tenía nervioso, pues no sabía de donde provenía, observando que delante de sus ojos se movía la mecedora incesantemente. Pero allí no corría el viento por ninguna parte y lo que fue más curioso que al ponerse delante del asiento, se paró en seco. El muchacho no podía creer lo que veía, pensaba que había leído demasiado y era todo producto de su imaginación.
Al día siguiente se acerco a los que le vendieron la mecedora, para buscar respuestas a lo que le ocurrió, pero nadie le pudo contestar. Marchándose para su casa, sintiendo que lo sucedido la noche anterior fue desvaríos debido al cansancio
Dando el reloj las tres de la mañana, se escuchó de nuevo ese infernal ruido. El chico no salía de su asombro, pero todo esto debía de acabar, no podía continuar así, se tenía que deshacer urgentemente de ese condenado mobiliario
Bajando cada peldaño de la escalera hasta llegar al final, se topó delante de la mecedora, que se movía cada vez más ligera. Sin pensarlo actuó rápidamente dirigiéndose hacia ella, pero de repente cuando la fue a cogerla, un escalofrío atravesó su cuerpo, al sentir que una mano se posó en su hombro.
A la mañana siguiente un compañero suyo de trabajo, se extrañó de que no fuera como cada día, pues siempre era muy puntual y si estaba enfermo, siempre llamaba para avisar.
Acercándose a la casa donde vivía el joven, nadie respondía a las llamadas del timbre hasta que se fijó que la puerta estaba entreabierta; adentrándose en el lugar, no podía ni imaginar lo que allí veían sus ojos. Pasó la entrada encontrándose con la figura de su compañero muerto, sentado en la mecedora, con los ojos fuera de sus órbitas, mientras que sujetaba su libro
Los días pasaron desde aquel nefasto suceso, algunos pensaban que murió de forma natural, otros que se suicidó con algún veneno, pero sois los únicos que podéis juzgar por vosotros mismos; yo, a decir verdad, os dejo que saquéis conclusiones de todo esto, mientras que saco a subasta UNA VIEJA MECEDORA…
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