lunes, 8 de febrero de 2010

la casa de orizaba (leyenda)

bueno pues la leyenda va mas omenos así
A finales del siglo XIX, la gente que venía en barco desde el Atlántico, con el fin de arreglar asuntos en la Ciudad de México, des embarcaba en el Puerto de Veracruz, para después en ferrocarril continuar su viaje, sin embargo el paso por la ciudad de Orizaba era obligado, pues pasajeros bajaban y otros abordaban. La leyenda cuenta que un adinerado extranjero, probable mente español, precisamente se dirigía hacia México, pero al pasar por Orizaba decidió descansar del viaje. Dando un paseo por la calle principal se enamoró de la zona y del clima de la región, el extranjero sabía que el último de sus hijos se iba a casar y quería el mejor regalo de bodas que pudiera existir, fue entonces que pronunció la frase:

- Daría lo que fuera por darle a mi hijo, el mejor regalo.


Al decir esa frase despertó a las fuerzas de la oscuridad, quienes engañándolo se ofrecieron a darle el mejor lugar, con fortuna asegurada, según por ser él un hombre de suerte, tal engaño dio efecto, pero no se le dijo que, llegado un determinado tiempo, el mal regresaría para cobrarse a su propio modo.



La construcción se daría entre los años de 1870 y 1880, siendo de seguro una de las casas más vistosas de la ciudad. Terminada la importante obra, el hijo extranjero llegó con esposa e hijo en camino, la casa ya preparada con sirvientes y un mayordomo de edad, fueron las primeras personas que junto con el matrimonio, iniciaron la vida dentro del hogar de regalo.

Al transcurrir los años, con memoraban uno más de estancia en la ciudad, de vida y de hogar; la servidumbre, que con el paso del tiempo se haría casi parte de la familia, iba siendo cambiada debido a la edad o a motivos por los que no ya no podían seguir trabajando.

La leyenda dice que los dueños eran personas con mucha confianza en la gente aledaña y daban pues oportunidad a quien demostrara ser trabajador, formar parte de diversos puestos, sin embargo permanecía en pie la figura del mayordomo, firme, obediente y claro, el principal de la servidumbre, querido por la familia ya que era pieza inicial del nuevo hogar en nuevas tierras.


Al pasar el tiempo falleció el padre del hijo extranjero, heredando éste su gran fortuna, lo que le dio más importancia y no tardó en resaltar entre la cuadra, por ser de los riquillos extranjeros.

Una noche, se dice, se escuchó que se quebraban platos en el piso de abajo, pero al bajar todo estaba en orden. Pasaron pues más noches tranquilas, pero una semana exactamente después los ruidos empezaron a sonar de nuevo; extrañados por el suceso, decidieron que una tercera vez iba a ser demasiada coincidencia. La noche en la que se suponía deberían haber sonado los platos, es decir, otra semana exacta, decidieron que esperarían hasta entrada la noche para descubrir el origen de los ruidos.

El señor de la casa, junto con unos amigos, se quedaron en la mesa cenando hasta ya muy noche, después del banquete, sacaron las cartas y empezaron a jugar; ya era casi de madrugada, los ruidos no surgían, y al parecer, el misterio había terminado, de seguro habrá sido un latoso en la calle, que se divertía espantando; cansados, decidieron dejar la mesa con las cartas sobre ella y algunas sobras de la cena.
Al otro día, la servidumbre preguntó a la señora si levantaba también lo que se encontraba sobre la mesa, al dirigirse hacia la citada, encontró unas monedas de oro, las levantó y dijo:


- Seguro alguien las olvidó.

Pasaron pues más noches tranquilas y nadie reclamó las monedas de oro, algo que quien las hubiera olvidado, no habría dudado en reclamar. A la siguiente semana exacta, los ruidos de los platos continuaron en la parte de abajo y las cosas empezaron de nuevo. A la semana siguiente se volvió a repetir la prueba, los hombres hasta tarde, cenando y jugando y después de nada, a dormir con la mesa sin levantar y al otro día, monedas de oro.

La señora no tardó en decirle a su esposo que había vuelto a encontrar monedas de oro en la mesa, y él aseguraba, que no habían realizado apuesta alguna en la noche.

Pasó una semana exacta más y la señora en secreto, decidió que cenaran hasta ya casi tarde, y que no levantaran la mesa, antes de ir a dormir, puso el fajo de cartas sobre la mesa, y viendo que no había otra cosa partió a dormir; ya en la mañana, siendo ella la primera en levantarse, encontró que había otra vez monedas de oro sobre la mesa; la prueba había resultado, nada de ruidos y fortuna asegurada.

Pasó pues una semana más, y se repitió lo mismo, sin embargo, a la mitad de la noche, no soportó la curiosidad la señora y bajó a escondidas para visualizar el misterio de las monedas, pero su sorpresa fue tal, al ver como se encontraban hombre citos de pie sobre las sillas, jugando a las cartas y comiendo de los restos de la cena, esa noche no pudo dormir, pero al amanecer volvió a recoger las monedas de oro.
El misterio de las monedas ya estaba desenmascarado, versiones dicen que después la señora hacía platillos especiales para los hombrecillos y les dejaba las cartas para su deleite; y como recompensa, recibía más monedas de oro al otro día, que incrementaban la fortuna de la familia

Pasaron pues unos años y un amigo querido del hijo extranjero había venido de viaje a Orizaba para probar suerte en el país, por lo que se había hospedado en la casa un cierto tiempo. Su amistad incrementaría y la suerte daría fruto, como si destino fuese, el que llegase a esa casa tendría la fortuna asegurada. Agradecido por la hospitalidad, un buen día partió para el interior del país para seguir con lo suyo, pero él tenía en su corazón la valiosa vida y aprecio de la buena familia y de la casa.

Habían transcurrido ya 25 años, el hijo extranjero, ahora era abuelo y cabeza importante de la familia, sus hijos casados, estaban repartidos en otras partes de México, pero la más chica de la familia permanecía soltera, y de la misma manera como el tiempo dejaba su huella en la ciudad, en los muros y en la familia, el mayordomo ya estaba grande, podría decirse que era como otro abuelo en esa casa; pasó un mes en cama enfermo, bastante agradecido por el trato de el señor y la familia claro, pues aunque había servido a ellos, ellos ahora estaban a su lado ya en sus últimos momentos.
La leyenda cuenta que un estafador de buena pinta ya merodeaba el asunto, y aprovechó la situación que estaba sucediendo para hacerse pasar por un mayordomo con experiencia. Debió haber sido un hombre no tan grande de edad, pero que ya se le verían algunas canas y también un pillo criminal que sólo veía la manera de adentrarse en lugares de fortuna para saquearlos; versiones dicen, que fue cuando las energías malévolas surgieron de nuevo para iniciar el pago, tal criminal pudo haber sido llevado por estas fuerzas, o incluso pudo haber entrado el mal en este hombre para así, hacer pagar a los habitantes de la casa.
En fin, el mayordomo antiguo falleció y al poco tiempo se presentó este hombre, que de alguna manera logró convencer al señor para tomar papel importante, estuvo estudiando al pasar de unos cuantos años, las actividades de la familia, sus conocidos, sus momentos importantes, se fue ganando la confianza poco a poco, pero por las noches sólo pensaba en la fortuna resguardada en alguna parte de la casa, en la manera de salir huyendo con todo sin ser descubierto, pero pasaba más el tiempo.

Por fin la noticia esperada, la última hija del señor se iba a comprometer, era una ocasión de fiesta, y qué mejor fecha para hacerlo que en el aniversario 30 de la casa, fiesta que los que vivían en la misma, tenían en sus corazones por alrededor de los 30 años de su estancia, donde cada aniversario se reunían a comer, bailar y charlar sobre ese primer día de su llegada. Versiones dicen que tal fiesta reunía a poetas y músicos clásicos conocidos por la familia y que además, en cierta parte de la casa, disponían de una sala destinada a representaciones teatrales europeas, para deleite de los invitados; se recordaba el aniversario 10 cuando había griterío de niños en la casa, o el aniversario 18 cuando se comprometió el primogénito de la familia; pues ahora era el aniversario 30 y el compromiso del último hijo, sería una cosa en grande, vendrían los demás hijos ya casados, familiares, amigos nuevos y antiguos, vecinos, y demás conocidos, hasta la misma servidumbre de años atrás vendría, aquellos que hubieran pisado la casa estaban de ley invitados a la celebración 30 de la llegada a un nuevo país.

El festejo iba a estar de lujo, al ahora nuevo mayordomo ya le habían tocado 5 años de conmemoración, pero ahora se le encomendaba llevar la rienda de toda la servidumbre, ver que los preparativos estuvieran listos, las invitaciones, el banquete y la diversión, todo a la perfección, pues claro estaba, que sería mucho mayor que en los años posteriores.

Fue entonces cuando tan emocionado, el señor le dijo al mayordomo que adoraba esa fecha en especial, que era como un día de suerte que les había tocado, el mejor regalo que su padre pudo haberle dado, y que iba mantener y hacer florecer mientras viviese; le contó al mayordomo que su fortuna incrementaba, en vez de bajar, casi año con año, a lo que el mayordomo sólo le prestaba atención como queriendo sacar en dónde se encontraba resguardada, y haciendo uso de sus tretas e inspirando ya confianza le sacó la verdad: la fortuna estaba oculta en una parte de la casa tras unos libreros o en un posible sótano quizás, lo más seguro es que haya estado en antiguos baúles. Le dijo que le ayudaría a ver de cuánto dispondrían para la fiesta, y al mostrar el inmenso dinero al mayordomo, éste se quedó perplejo al ver la fortuna. Desde ese día se dice que no dormía tratando sólo de planear cómo sacar toda esa cantidad, cómo la iba a gastar, adonde iría, y seguramente se perdería en algún otro país con tanta riqueza.

Faltaba ya como un mes para la fiesta de los 30 años y el mayordomo no ideaba aún la fechoría; la leyenda dice que sentada en la mesa, la familia, ya listos para comer, la hija menor aún no lo hacía, a lo que el señor de la casa dijo:
- Aquí nadie prueba alimento, si alguien falta por probarlo.

Y efectiva mente llegó la hija menor y al sentarse iniciaron la comida, en ese momento al mayordomo se le vino la idea para lograr distraer a todos y así poder salir sin prisa ni escándalo y robar lo planeado.

Una mañana, el mayordomo se levantó temprano y fue a esos lugares ocultos donde venden polvos para limpiar, insecticida, aromatizan te, o veneno, a lo que pidió un polvo raro, según él para deshacerse de unas alimañas. Ahí le explicaron que una vez ingerido el veneno, el animal se cansaba y le provocaba sueño, a lo que tiempo después fallecía dormido.

Llegó el día de la fiesta y comenzaron a llegar las amistades de todas partes, vecinos de la cuadra, demás familiares, mientras que en la cocina se preparaba todo para la comida. Unas versiones de la leyenda, dicen que el mayordomo echó el polvo en una crema o sopa de sabor raro, otra que echó pequeñas porciones del polvo en los saleros y que se sirvió un platillo que necesitaba de bastante sal para saborearse, otra que fue en las bebidas, o los postres..., tal vez, el malvado, hizo todo lo mencionado, pero de alguna manera colocó el somnoliento veneno en la comida; y llegó pues la campana anunciando la hora de sentarse en la mesa. Junto con el brindis, para esa hora, ya todos los invitados deberían haber llegado, pues el compromiso se llevaría minutos antes de la comida, y así fue; con aplausos y alegría se sentaron todos a comer, en una mesa adaptada y bastante grande, estaban todos los que habían vivido y pisado la casa, amigos hasta del interior y exterior del país habían venido para la celebración. El mayordomo se encontraba sumamente nervioso por el crimen que iba a cometer, pues había mucha gente reunida, niños, gente mayor, jóvenes, todos llenos de alegría, él sabía que iban a probar su ultima comida, pero ya no había marcha atrás, el sólo hecho de pensar en toda la fortuna lo hacía regresar a ese plan despiadado.

Ya todos estaban sentados en la mesa, el señor de la casa dio un discurso antes de probar alimento, mirando a cada uno al rostro, agradeciendo por su asistencia a la importante fiesta, deseando lo mejor a cada uno, y claro está, larga vida, a lo que muchos no evitaban el derramar una que otra pequeña lágrima, por el emotivo que representaba. Cuenta la leyenda, que cuando el señor se dirigió al mayordomo para agradecerle por ocupar el lugar de su buen amigo que había fallecido en la casa, el cobarde todavía lloró ¿sería de tristeza por el tremendo asesinato que iba a cometer? ¿o de alegría por la fortuna de la que se iba a ser? En fin, el mayordomo tuvo extremo cuidado de no ingerir el alimento marcado, del cual todos probaron, y que debió haber sido un platillo fuerte para no ser rechazado por nadie.

Terminaron de comer y se levantó la mesa, tal vez muchos fueron a la sala a charlar y presenciar de la obra, algunos a bailar, los niños a jugar a las recámaras, nadie podía marcharse pues faltaba el pastel, que por lo general se sirve entre hora y hora media terminada la comida. El mayordomo ya sólo contaba los minutos para que diera efecto; los niños comenzarían a dormir uno por uno, seguido de los mayores, de seguro fueron cayendo de sueño, una persona seguida de otra, extraño ha de haber sido para los últimos que quedaban despiertos, mirando sorprendidos cómo caían de sueño los invitados; se dice que cuando empezaban a sentir el sueño, primero veían que todo les daba vueltas y se mareaban repentinamente, sin embargo no tardaría en llegar su propio turno.

Una vez que los invitados estaban durmiendo, el mayordomo se apresuró para cargar las bolsas de dinero tal vez en un carruaje y así escapar, sin embargo, historias dicen que cuando cargaba ya las últimas bolsas o cofres, una voz malévola entró en la cabeza del mayordomo, y con susurros le decía:

- ¿Crees que te vas a salir con la tuya?

- ¿Crees que no te van a encontrar?

- Tan pronto llegue la ley, encontrarán los cuerpos y al no encontrar el tuyo sabrán que tú fuiste…

El mayordomo entonces se vio en una desesperación, esa voz tenía razón, tenía que hallar la manera de deshacerse de los cuerpos

La leyenda dice que entonces se le vino la idea de echarlos en la fosa séptica, destaparía el hueco destinado a los desechos bajo la casa y ahí depositaría los cadáveres, primero juntaría a todos los cuerpos y los arrojaría uno por uno, sin embargo una versión de la leyenda cuenta que la malévola voz lo torturaría de nuevo:

- Parece que encontraste la solución, pero ¿qué te hace pensar que van a caber todos ahí? el hueco se va a llenar rápido ¿no crees?

Esa voz volvía a entorpecer los planes del mayordomo, pues tenía razón de nuevo, los cuerpos ocuparían demasiado espacio, a lo que se le ocurrió la macabra idea de cortar los cuerpos; lo más seguro es que haya utilizado un hacha o serrucho para descuartizar a toda la gente, y así en pedazos poder arrojarlos al interior de la fosa.

Ya era muy noche y a unas cuadras antes de la casa se veía un jinete, era el amigo de la familia que hacía tiempo le habían brindado tal hospitalidad en la casa, quién sabe cuál habría sido la demora, quizás le ocurrió un pequeño accidente, un camino equivocado, tal vez él mismo decidió llegar tarde o el destino o la misma casa, sabía lo que iba a ocurrir y cual si fuera una manera de pedir ayuda, este amigo de la familia sería el único que no llegaría a tiempo a la comida, no la probaría y claro está no moriría, sino que sería el testigo y salvación decente para que el mayordomo no acabara con los demás cuerpos que faltaban.

La leyenda dice que este amigo de la familia decidió dejar el caballo unas cuadras antes para ir a pie, recordar aquellas calles, y claro está, dar la sorpresa al señor y a la familia por su llegada inesperada; al llegar encontraría el silencio del hogar marcado, tal vez las luces apagadas, no sólo de esa casa, si no también de la demás cuadras, durmiendo de seguro, pero no, pues habían asistido a la comida y se encontraban ahí. Sigilosamente con el juego de llaves que poseía cuando antes vivía, logró entrar, dando pequeños y silenciosos pasos, pero, al entrar pudo notar el tremendo olor a muerte que desprendía el lugar, parecía no creer lo que estaba viendo, se dirigió hacia donde escuchaba fuertes golpes, que era donde el mayordomo daba tremendo castigo a los cuerpos de cada invitado; entonces la voz regresó a la cabeza del mayordomo:
- ¿Lo ves? Te dije que te iban a encontrar, ahora no puedes esconderte.

Entonces el mayordomo dio un grito de desesperación de ¡Nooo!, ¡cállate!, ¡Nadie lo sabe!, y el amigo veía cómo se daba golpes en la cabeza. Ante tal escena de ver partes y sangre, le dieron ganas de vomitar, pero no podía ni moverse por el inmenso terror que sentía, y así dando un mal paso chocó con una botella que al caer dio tremendo cristalazo en el suelo… lo que llamó la atención del mayordomo; el pobre tipo se escondió tras un sillón, temblando y casi a punto de orinarc Ahí, se acercó el mayordomo con sigilosos movimientos, tratando de no darse a notar, buscando el motivo extraño por el que aquel estruendo había sucedido, y el tipo se encontraba en una completa desesperación mental, entre si me defiendo, me quedo quieto, ¿Qué hago?, y el mayordomo de seguro con puñal en mano deseando fuera falso lo que la voz le había dicho; fueron minutos de miedo silencioso. Entonces el mayordomo prosiguió a continuar con su fechoría y terminar de una vez, y el tipo, al ver que el mayordomo se retiró, cegado de miedo salió de su escondite casi a punto de llorar, pero lo más seguro es que hasta se haya mordido los dedos para no gritar de terror y dar nuevos anuncios; la historia cuenta que antes de salir, el tipo escuchó una voz que le dijo:
¿Por qué te vas? Ayúdame

Pero el tipo lleno de miedo salió de ahí, caminó la calle y llegó hasta su caballo para escapar lo más rápido.

Entrada la madrugada, el mayordomo ya había terminado de arrojar los cuerpos a la fosa y lavado el cuarto de sangre y de seguro la fortuna debió estar lista para partir en la carreta, sin embargo ya tapando el hueco de la fosa, se dice que la voz entró una última vez para ya no salir de la cabeza del mayordomo, quién sabe cuántas cosas taladraban los pensamientos del mayordomo que no lo dejaban descansar y lo desesperaban con tremenda locura, tal vez eran las voces de la gente que lo atormentaban, tal vez la voz de la casa o del antiguo mayordomo que había fallecido ahí, o el mismo mal que una vez se le había metido en la cabeza, sin embargo no aguantaba tal conflicto... Versiones dicen que tomó el puñal y se lo clavó en la cabeza, otras que resbaló y cayó al agujero y ahí herido entre la sangre y los cuerpos mutilados, vio el mismo rostro de terror en persona que le hablaba en su cabeza.

Al otro día, las cuadras vecinas permanecían quietas, cuando llegó la autoridad máxima y presenció lo ocurrido. Se dice que la casa clamó ayuda de justicia por segunda vez, pero las autoridades al ver toda la fortuna ya lista para salir, decidieron destruir toda evidencia, rellenaron y taparon el hueco de la fosa, confiscaron los muebles, y claro las demás casas vecinas, todos esos bienes pasaron a dividirse entre los testigos, quienes de seguro para lavarse todavía más las manos, vendieron las casas vecinas a otra gente tercera, otros las derribaron para construir nuevamente y así vender, y todavía, para disfrazar más la tragedia, de seguro el lugar en su mayoría de madera, prendieron fuego al interior de la casa, simulando un terrible accidente.

Otra versión dice que el mayordomo no arrojó los cuerpos a la fosa, si no que aprovechando que permanecían dormidos, prendió fuego a la casa, pero la voz volvió a perturbarlo, impidiéndole salir, y de esta manera, falleció junto con las víctimas, dejando la fortuna en manos de la autoridad para así, callar lo sucedido.

Pero, y ¿qué paso con el amigo de la familia?, el tipo que fue testigo de todo y que apenas pudo escapar en su caballo a toda velocidad, huyendo del infame asesino.

Un rumor dice que se fue al interior del país, donde quedó mudo del susto, sin embargo al pasar el tiempo le regresó el habla y así contó todo su drama, tal vez lo creyeron loco, tal vez la historia se deformó al pasar de voz en voz.
tiempodes pues:
Versiones dicen que personas fueron engañadas para comprar el terreno, otras que no se derrumbó la casa, sino que se remodeló y volvieron a habitarla, sin embargo existen más relatos de gentes que vivieron en ese lugar, a lo que se tratará de armar todo el rompecabezas.

La leyenda da un nuevo giro, después de la gran tragedia, se dice que después llegaron a habitar la casa, otra familia, que contrató a una sirviente de las zonas rurales cercanas al lugar, sin embargo la fuerza de la casa entraría en ella para otorgarle ciertos poderes, como el de mover los objetos con la mente, cosa que provocaría terror en los nuevos habitantes, forzándolos a abandonar el lugar; otra versión cuenta que llegaron nuevos a ese lugar pero la fuerza de la casa penetró en una niña, que la hizo cometer desgracias en la citada, se dice incluso, que hasta el sacerdote de la parroquia fue a exorcizarla para liberar a esa fuerza que ya no dejaría que habitasen la casa, incluso otras versiones dicen que otro dueño al hacerse del lugar, dio un brindis para sus amigos, pero la misma fuerza malévola entró en uno de los alcoholizados, motivándolo a tomar la pistola y matar a los del lugar.

autor- ufff por fin c acabo,creeo q esta es la historia mas grande q e publicado pero aun asi espero q si lesgustara

1 comentario:

  1. Me gustaa tu blog :D
    Gracias por visitar el mioo, me gustaria que lo sigas haciendo :)
    Un cariñoo :)

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